CONDADO DE NAROK, Kenya – Decenios de progreso en el acceso a los anticonceptivos en Kenya podrían estar desmoronándose, a medida que se desploma la financiación mundial. Las existencias de muchos anticonceptivos están disminuyendo en los hospitales públicos, revelaron trabajadores de la salud al UNFPA, el organismo de salud sexual y reproductiva de las Naciones Unidas, durante una visita a mediados de junio.
El UNFPA ha podido mantener el flujo de suministros a varias clínicas de Kenya usando más de 3 millones de dólares destinados a adquirir anticonceptivos en 2025. Esto, junto con el apoyo del Gobierno de Kenya, cubrirá aproximadamente el 17 % de las necesidades de anticonceptivos para el año.
Sin embargo, los anticonceptivos de otros proveedores se están agotando.
En Narok, un vasto condado rural que alberga el famoso parque nacional Masai Mara, los trabajadores de la salud expresaron preocupación en torno a su capacidad para cubrir las demandas de planificación familiar.
En el Hospital del Subcondado de Ololulung’a, la enfermera Jacqueline hace malabares para atender a un gran número de mujeres embarazadas, posparto o que buscan anticoncepción. Cuando se le preguntó sobre sus mayores desafíos, no dudó en responder: “la carga de trabajo”, dijo, aunado a “las existencias, especialmente de los métodos a corto plazo, los que más comúnmente se utilizan en esta área”.
La forma más deseada de anticoncepción, el inyectable, no estaba disponible en absoluto, añadió, y recitó de memoria los suministros que tiene a mano: “Solo tengo el Levoplant de tres años”, que es un implante anticonceptivo. “No tengo el de cinco años. No tengo DIU hormonal”. Hay algunos métodos a largo plazo disponibles, “pero no son tan populares”, explicó.
La posibilidad de elección se va extinguiendo
Una situación similar se encontró en el almacén de farmacia del Hospital de Referencia del Condado de Narok, a una hora de distancia. Allí, la Dra. Felistas Misati, farmacéutica de los subcondados del condado de Narok Este, ingresó al Sistema de Información de Gestión de la Logística (LMIS), un programa de inventario apoyado por el UNFPA y otros asociados. El LMIS ofrece una imagen del movimiento de existencias de anticonceptivos en todos los niveles del sistema de salud pública, desde la Autoridad de Suministros Médicos de Kenya, del Ministerio de Salud, hasta pequeñas instalaciones en todo el país.
El sistema mostró que las existencias de anticonceptivos inyectables “actualmente son apropiadas a nivel nacional”, manifestó la Dra. Misati. Agregó que el número de implantes anticonceptivos recibidos en el último envío de suministros al condado fue solo una quinta parte de la cantidad solicitada.
Hasta ahora, los centros de salud han podido reasignar existencias a lo largo de la cadena de suministro para cubrir las necesidades, si bien algunos en pequeñas cantidades, y se están acabando.
Prepararse para las consecuencias
Algunas mujeres podrán cambiar a métodos anticonceptivos que permanezcan disponibles; por ejemplo, se prevé que las existencias de preservativos adquiridos por el UNFPA durarán al menos hasta 2025, lo que constituirá un importante amortiguador ante la incertidumbre. Sin embargo, la realidad es que los métodos anticonceptivos no siempre son intercambiables. Para muchas mujeres, la elección importa, no solo por su conveniencia, sino también por su cuerpo, por su salud y por sus circunstancias.
Cuando se elimina esa opción, las mujeres enfrentan mayores riesgos de embarazos no planificados, abortos peligrosos e incluso violencia.

Los métodos hormonales, por ejemplo, requieren consistencia para ser efectivos, en tanto que opciones como los métodos inyectables a menudo se seleccionan porque se pueden usar de manera clandestina.
“Son métodos discretos”, explicó Evans Nyabwari, enfermera y coordinadora de salud reproductiva en Narok. “El desafío que tenemos es que los hombres no desean que sus mujeres utilicen” anticonceptivos para la planificación familiar.
Si se descubre que las mujeres usan anticonceptivos, sus parejas a veces se vuelven violentas, explicaron las trabajadoras sanitarias. Si las mujeres cambian de las inyecciones anticonceptivas a los implantes u otros métodos no discretos, pueden estar en riesgo de violencia por parte de sus parejas.
“Una vez una señora vino por un implante, y cuando el esposo se dio cuenta, casi lo cortó con su propio cuchillo”, recordó Elizabeth Samanta, coordinadora de salud comunitaria para el subcondado de Narok North.
Algunas mujeres ya están pidiendo que los implantes se les coloquen en el muslo en lugar del brazo para ocultarlos mejor, señaló Emma Kugotha, coordinadora de salud reproductiva del subcondado de Narok Sur, en el Hospital del Subcondado de Ololulung’a. Ella también se ha encontrado con situaciones en las que los hombres extirpan por la fuerza los implantes anticonceptivos: “Los hombres los buscan y se los quitan”, dijo. “Hay mujeres que los han traído de vuelta en cajas de cartón”.
El sistema de salud en su conjunto se prepara para una grave escasez en los próximos meses. Un informe del gobierno publicado en marzo proyectaba que la pérdida de fondos de los donantes daría lugar a la falta de “acceso a servicios [de planificación familiar] para más de 6,2 millones de clientes en 2025, aumento de embarazos no planificados, abortos peligrosos, muertes maternas y una disminución en la tasa de prevalencia de anticonceptivos”.
En el condado de Narok, los embarazos no planificados son especialmente peligrosos. Más de la mitad de las mujeres en el condado han sufrido mutilación genital femenina, y la tasa de embarazo adolescente es el doble del promedio nacional, factores que aumentan considerablemente las complicaciones durante el embarazo y el parto. Narok también tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas en Kenya.
Promesas incumplidas
Es una situación frustrante para las y los trabajadores de la salud que han pasado años ayudando a las mujeres a tomar el control de sus cuerpos, de sus vidas y de su futuro.
A nivel mundial, la financiación de los donantes para la anticoncepción ya se había desplomado a su punto más bajo en casi una década, cuando el mayor donante mundial de programas de salud sexual y reproductiva puso fin a su apoyo a la planificación familiar internacional a principios de este año.
La creación de conciencia sobre los anticonceptivos seguros, confiables y modernos ha sido un proceso lento y constante, pero adoptado rápidamente por las mujeres. “Damos la información a la comunidad, y en el transcurso de un día obtenemos una afluencia de pacientes”, afirmó la Sra. Nyabwari.
Las mujeres a menudo caminan durante horas a través de terrenos accidentados para llegar a su clínica más cercana. Pronto, para muchas de estas mujeres, la promesa de los anticonceptivos (de autonomía corporal, de embarazos por elección) podría convertirse en una promesa incumplida.
Algunas mujeres recurrirán a vendedores privados para obtener su método preferido, pero “cuando no está disponible en las instalaciones del gobierno, estas farmacias privadas tienden a subir” sus precios, comentó la Sra. Nyabwari.
El UNFPA y sus asociados están trabajando activamente para acelerar las adquisiciones y la prestación de servicios de planificación familiar a fin de cubrir las necesidades de las mujeres, incluidas cientos de miles de dosis de anticonceptivos inyectables. Aun así, estas entregas no llenarán todos los huecos, y sin más apoyo, las mujeres contarán con menos opciones.