¿Qué es el matrimonio infantil?
¿Por qué se produce el matrimonio infantil?
¿Qué tan común es el matrimonio infantil?
¿Dónde se produce el matrimonio infantil?
¿Qué edad tienen los niños implicados en el matrimonio infantil?
¿Cuál es la diferencia de edad habitual entre una niña obligada a casarse y su marido?
¿Se dan casos de varones obligados a casarse siendo todavia niños?
¿Qué consecuencias tiene el matrimonio infantil?
¿Es legal el matrimonio infantil?
¿Cómo se puede poner fin al matrimonio infantil?
¿Cuánto costaría poner fin al matrimonio infantil?
¿Cuál es la diferencia entre matrimonio infantil, matrimonio precoz y matrimonio forzado?
¿Qué relación tienen los embarazos en adolescentes con el matrimonio infantil?
¿Qué es el matrimonio infantil?
El matrimonio infantil es un matrimonio o unión en el que uno o ambos cónyuges son menores de 18 años. Aunque esta definición suena un tanto simple, las realidades del matrimonio infantil pueden resultar complicadas. Ambas palabras, «matrimonio» e «infantil» se interpretan a veces de forma diferente. El matrimonio infantil puede afectar tanto a niñas como a niños; sin embargo, las adolescentes son las más afectadas.
El matrimonio formal puede regirse por el derecho civil y/o el derecho religioso, o por las leyes y prácticas consuetudinarias. Una unión informal es aquella en la que una pareja convive durante un tiempo con la intención de mantener una relación duradera, pero sin celebrar una ceremonia civil o religiosa formal. Las resoluciones de las Naciones Unidas se refieren al término «matrimonio infantil, precoz y forzado». Esto da la impresión de que estos términos son distintos. Pero la realidad es que se solapan.
La definición de «niño» reconocida internacionalmente (que recoge la Convención sobre los Derechos del Niño, uno de los tratados más respaldados universalmente y ratificados más ampliamente en la historia) se refiere a «todo ser humano menor de 18 años de edad». Esta es también la definición legal que se utiliza en casi todo el mundo.
Sin embargo, en un número reducido de países la edad adulta o «mayoría de edad» se alcanza antes de los 18 años. (La Convención sobre los Derechos del Niño hace una excepción para las leyes nacionales que reconocen una mayoría de edad más temprana). Algunos países y culturas consideran la edad adulta como una condición que se alcanza cuando se contrae matrimonio; por ejemplo, aquellos países en los que la mayoría de edad se considera a partir de los 18 años y cualquier mujer casada se considera mayor de edad, aunque sea menor de 18 años. Otros países tienen una edad mínima para contraer matrimonio más alta, como en Nepal, donde la ley exige que tanto los hombres como las mujeres tengan como mínimo 20 años para contraer matrimonio.
El concepto de matrimonio también varía: puede ser formal o informal, regido por el derecho civil, el derecho común o el derecho religioso, o simplemente puede ser una práctica consuetudinaria. En muchas partes del mundo, por ejemplo, la comunidad puede reconocer los matrimonios sin necesidad de un registro legal, simplemente mediante una ceremonia. En los países en los que el derecho civil no permite el matrimonio polígamo, el segundo y el tercer matrimonio se celebran a menudo sin un registro formal.
Las encuestas más importantes intentan dar cuenta de esta variación al evaluar el matrimonio infantil. Las encuestas de indicadores múltiples por conglomerados y las encuestas demográficas y de salud, por ejemplo, recopilan información sobre la fecha y la edad en las que las mujeres y los hombres se casaron o comenzaron a vivir con sus primeros cónyuges o parejas.
Al margen de estas definiciones, el matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos grave que amenaza directamente las vidas, la salud, la seguridad, la educación, las oportunidades económicas y, sobre todo, el bienestar general de las niñas y los niños y limita sus perspectivas de futuro.
¿Por qué se produce el matrimonio infantil?
Puede resultar difícil imaginar por qué alguien querría casar a su hijo o hija. Sin embargo, para millones de personas, el matrimonio infantil puede parecer la mejor opción, o la única.
En sociedades caracterizadas por una desigualdad de género generalizada, las hijas a menudo se consideran cargas o mercancías. Los padres pobres a menudo creen que el matrimonio garantizará un futuro a su hija si hacen responsable al marido o a su familia de su cuidado. Esto puede ocurrir cuando los padres enfrentan dificultades económicas o cuando las niñas se ven forzadas a dejar la escuela debido a la pobreza u otras circunstancias. En aquellos lugares donde la familia de la novia paga una dote a la familia del novio, esa dote es típicamente de menor cuantía en el caso de las novias más jóvenes, lo que genera un incentivo para que los padres casen a sus hijas a una edad temprana. Por el contrario, en aquellos lugares donde la familia del novio paga por la novia, los padres que atraviesan dificultades económicas ven en el casamiento de sus hijas una fuente de ingresos.
Los padres, especialmente en las crisis humanitarias, a menudo consideran el matrimonio como una forma de proteger a sus hijas, incluso de la violencia sexual. La prevalencia del matrimonio infantil aumenta durante las crisis (desde el caos de la guerra hasta el cambio climático y los desastres naturales), puesto que las familias sufren tanto inestabilidad económica como miedo a la violencia. Sin embargo, el matrimonio infantil provoca que las niñas experimenten niveles elevados de violencia sexual, física y emocional por parte de su pareja.
Aunque la mayoría de embarazos en adolescentes en el mundo en desarrollo tiene lugar entre niñas que ya están casadas, en algunos lugares, los embarazos en adolescentes (o incluso la posibilidad de un embarazo en la adolescencia) llevan a los padres a casar a sus hijas para preservar el honor de la familia. Esto se produce tanto en los países ricos como en los pobres donde las comunidades consideran que el embarazo fuera del matrimonio es algo vergonzoso. Las niñas pueden incluso ser obligadas a casarse con sus violadores para librar a sus familias del estigma relacionado con el embarazo fuera del matrimonio.
Además, no todos los matrimonios infantiles son el resultado de las decisiones de los padres o los tutores. A menudo, son las y los adolescentes los que deciden casarse o iniciar una unión informal viviendo con su pareja, ya sea un compañero o una persona mayor que ellos. Estos matrimonios pueden ser una forma de ejercer la independencia y la autonomía, abandonar el hogar o escapar de circunstancias difíciles, como la pobreza extrema o la violencia doméstica. Las restricciones a la sexualidad de las y los adolescentes fuera del matrimonio también pueden llevar a algunos de ellos a considerar el matrimonio como la única vía para ser sexualmente activos.
En la mayoría de los casos, el matrimonio infantil es el resultado de niñas y familias que tienen pocas opciones. Extraordinariamente, cuando los jóvenes tienen alguna opción, contraen matrimonio más tarde.
¿Qué tan común es el matrimonio infantil?
En realidad, el matrimonio infantil es bastante común.
Hoy en día, la cifra de mujeres y niñas casadas antes de cumplir 18 años alcanza los 640 millones. El 19 por ciento de las mujeres de entre 20 y 24 años en todo el mundo fueron obligadas a casarse siendo aún niñas. Y aunque el matrimonio infantil es más frecuente en los países de ingresos bajos y medianos, también se da en los países de ingresos altos.
La buena noticia es que las tasas mundiales de matrimonio infantil están descendiendo lentamente. Alrededor del año 2000, una de cada tres mujeres de entre 20 y 24 años declaró haberse casado cuando aún era una niña. En 2021, esta cifra era de solo una de cada cinco. Las tasas de matrimonio infantil antes de los 15 años también disminuyeron, pasando del 11 por ciento en el año 2000 al 5 por ciento en 2021. Datos recientes muestran que en los últimos 25 años se han evitado 68 millones de matrimonios infantiles.
Sin embargo, los avances han sido desiguales y el matrimonio infantil no disminuye tan rápido como debería. Debido al crecimiento de la población en las regiones en las que el matrimonio infantil prevalece, como África Occidental y Central, la tasa de disminución es lenta y se prevé que el número total de matrimonios infantiles aumente para el 2030. La pandemia de COVID-19 también ha hecho retroceder los esfuerzos y exacerbado las presiones sobre las familias, lo que ha provocado un previsible aumento de los matrimonios infantiles. Para cambiar esta situación, debemos acelerar nuestras acciones para acabar con esta práctica.
En Asia Meridional, la cifra de matrimonios infantiles se ha reducido drásticamente durante el último decenio y ahora la carga mundial de los matrimonios infantiles se está desplazando hacia África Subsahariana.. Hoy en día, África Subsahariana tiene algunas de las tasas de matrimonio infantil más altas del mundo. Asia Meridional es la región con el mayor número de niñas casadas.
En América Latina y el Caribe, el matrimonio infantil suele adoptar la forma de una unión informal. La disminución del matrimonio infantil en esta región se ha estancado y no se han observado avances en los últimos 25 años. Se prevé que, para 2030, la región ocupe el segundo lugar, después de África Subsahariana, en cuanto a prevalencia.
Donde se produce el matrimonio infantilmonio infantil?
El matrimonio infantil tiene lugar en todo el mundo.
Sucede incluso en los países desarrollados, como los Estados Unidos o el Reino Unido. Muchas personas suponen que cuando se produce el matrimonio infantil en los países ricos solo implica a las comunidades de inmigrantes. Esto no es así. Se sabe que el matrimonio infantil tiene lugar en una amplia gama de comunidades, grupos étnicos y religiones.
Sin embargo, ese tipo de matrimonio es mucho más frecuente en el mundo en desarrollo, porque uno de sus principales factores determinantes es la pobreza.
Casi la mitad de las niñas casadas viven en Asia Meridional (45 por ciento), seguida de África Subsahariana (20 por ciento), Asia Oriental y el Pacífico (15 por ciento), América Latina y el Caribe (9 por ciento), Oriente Medio y Norte de África (6 por ciento) y Europa Oriental y Asia Central (3 por ciento). La mayor prevalencia del matrimonio infantil se observa en África Subsahariana, donde una de cada tres adolescentes se casa antes de los 18 años.
¿Qué edad tienen los niños implicados en el matrimonio infantil?
Los niños pueden contraer matrimonio a cualquier edad. Las edades más frecuentes en las que los niños contraen matrimonio son los 16 y los 17 años.
Los matrimonios que tienen lugar antes de los 15 años se consideran «matrimonios muy precoces». Tienen una repercusión especialmente negativa para las niñas, ya que interrumpen su educación antes de tiempo y ponen en peligro su salud de forma más acusada.
Las investigaciones del UNFPA muestran que las tasas de matrimonio infantil aumentan gradualmente hasta los 14 años y luego se aceleran significativamente entre los 15 y los 17 años. Por tanto, la mayoría de los matrimonios infantiles tienen lugar a mediados de la adolescencia.
En aquellos casos en los que los padres se encuentran bajo una gran presión para casar a sus hijas (por ejemplo, aquellos que viven en extrema pobreza o en situaciones de crisis humanitarias y conflictos), se han celebrado matrimonios entre niñas de 11 o 12 años porque se considera que las niñas están listas para el matrimonio y se encuentran en riesgo de sufrir violencia sexual.
En algunos casos, los niños tienen solo 5 años cuando contraen matrimonio, aunque es muy poco habitual. A veces, las novias y los novios sumamente jóvenes contraen matrimonio solo mediante una ceremonia, pero viven con sus padres hasta que llegan a la adolescencia.
¿Cuál es la diferencia de edad habitual entre una nina obligada a casarse y su marido?
Los menores que contraen matrimonio (que principalmente son niñas) tienden a tener cónyuges que son mucho mayores. En este caso, las niñas por lo general son más vulnerables y menos capaces de defender sus necesidades, deseos y derechos.
Las encuestas demográficas y de salud (herramientas para recopilar información demográfica y de salud importante) realizan un seguimiento de las diferencias de edad entre las niñas y sus cónyuges. Esta información se utiliza como uno de los factores para evaluar el bienestar de las niñas en una comunidad.
Sin embargo, los matrimonios infantiles no siempre son uniones entre niñas y hombres mucho mayores. En algunas comunidades, es habitual el matrimonio entre niñas y niños de edades similares. También se dan casos en los que dos adolescentes deciden casarse voluntariamente (lo que a veces se denomina «matrimonios por amor») y entablan uniones de convivencia prohibidas por los miembros de la familia. Esto hace que los jóvenes corran el riesgo de sufrir represalias violentas, falta de apoyo económico, abandono y aislamiento social.
¿Se dan casos de varones obligados a casarse siendo todavia niños?
Aunque la gran mayoría de matrimonios infantiles implican a niñas, los niños también pueden ser obligados a casarse.
Aunque los niños también se ven obligados a contraer matrimonio infantil, las niñas siguen viéndose afectadas de manera desproporcionada, ya que 1 de cada 5 mujeres jóvenes de entre 20 y 24 años se casó antes de cumplir los 18 años, en comparación con 1 de cada 30 hombres jóvenes. Las tasas de matrimonio infantil entre los niños son muy bajas, incluso en países donde el matrimonio infantil entre las niñas es relativamente alto.
Datos recientes de 82 países muestran que el matrimonio infantil entre los niños es frecuente en varios países de todo el mundo, desde África Subsahariana hasta América Latina y el Caribe, pasando por Asia Meridional y Asia Oriental y el Pacífico.
Según los datos disponibles, la República Centroafricana tiene la mayor prevalencia de matrimonios infantiles entre los varones (28 por ciento), seguida de Nicaragua (19 por ciento) y Madagascar (13 por ciento). La prevalencia de los matrimonios infantiles entre los niños varía según las regiones, aunque los niveles medios más altos se observan en los países de América Latina y el Caribe (8,3 por ciento) y Asia Oriental y el Pacífico (5,9 por ciento).
Solo 11 países con datos disponibles muestran una prevalencia del matrimonio infantil entre los niños superior al 10 por ciento, entre ellos la República Centroafricana, Cuba, Comoras, Honduras, la República Democrática Popular Lao, Madagascar, las Islas Marshall, Nauru, Nicaragua, Nepal y Tailandia.
Para acabar con el matrimonio infantil entre los niños se necesitan programas y políticas diseñados para abordar de manera sistemática las normas y estereotipos patriarcales de género que influyen en el matrimonio infantil entre los niños, como la presión para casarse tan pronto como se alcanza la independencia económica. Esto perpetúa los ciclos de pobreza.
¿Qué consecuencias tiene el matrimonio infantil?
El matrimonio infantil socava los derechos humanos de los niños y trastoca sus vidas y sus oportunidades de futuro.
En el nivel más básico, niega a las niñas y los niños el derecho de elegir, con un consentimiento libre y pleno y sin coerción o miedo, con quién casarse y en qué momento hacerlo. Esta es una de las decisiones más importantes de la vida.
Y tiene consecuencias adicionales. Las niñas obligadas a casarse tienen más probabilidades de quedarse embarazadas antes de que sus cuerpos maduren, lo que aumenta los riesgos de muerte y morbilidad materna y neonatal. En los países en desarrollo, la mayoría de nacimientos en los que la madre es una adolescente se producen dentro del matrimonio o de una unión libre. En estos países, en los que el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva por lo general es bajo, las complicaciones del embarazo y el parto pueden ser mortales. De hecho, a escala mundial, estas complicaciones son la principal causa de muerte entre las adolescentes.
Las niñas y niños obligados a casarse también son vulnerables a infecciones de transmisión sexual (ITS), como el VIH. Una de las causas de este problema es el hecho de que las niñas que han abandonado la escuela son más vulnerables al matrimonio infantil y tienen menos probabilidades de disponer de información sobre cómo protegerse de las ITS y del embarazo no planificado.
Las niñas casadas son especialmente vulnerables a la violencia y los abusos. Las mujeres jóvenes que se casan siendo niñas tienen 1,5 veces más probabilidades de sufrir violencia física y/o sexual por parte de su pareja que las mujeres jóvenes que se casan siendo adultas. Son menos capaces de defenderse y de escapar de las relaciones abusivas. Los problemas de salud mental son habituales entre las niñas obligadas a casarse, por ejemplo, debido a sus experiencias de violencia. Las niñas que se casan jóvenes también son más propensas a sufrir violencia física y sexual por parte de su pareja.
Las niñas casadas rara vez continúan sus estudios porque se espera que asuman importantes responsabilidades domésticas y reproductivas. Esto limita su potencial futuro y dificulta que sus familias puedan escapar de la pobreza.
La falta de educación y empoderamiento también implica que las adolescentes sean menos capaces de defender el bienestar de sus propios hijos. Los hijos de las niñas obligadas a casarse tienen tasas de mortalidad más elevadas, peores resultados nutricionales y tienden a tener un nivel educativo inferior.
Las niñas que viven en uniones informales con sus parejas sufren muchas de esas mismas consecuencias. Sin embargo, aquellas que viven en uniones informales son especialmente vulnerables debido a la falta de protección legal.
Además, el matrimonio infantil cobra un precio muy elevado a los países, las comunidades, la fuerza laboral y las economías, y las pérdidas se arrastran durante generaciones.
¿Es legal el matrimonio infantil?
El matrimonio infantil está prohibido en casi todo el mundo.
Dos de los acuerdos en materia de derechos humanos más ampliamente respaldados del mundo, la Convención sobre los Derechos del Niño (CRC) y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), abordan el matrimonio infantil. La CRC establece la definición de «niño» acordada internacionalmente, así como el derecho de los niños a la salud, la educación, la protección contra la violencia y la protección contra la explotación y el abuso sexuales, todos ellos infringidos por el matrimonio infantil. La CEDAW afirma de manera inequívoca: «No tendrán ningún efecto jurídico los esponsales y el matrimonio de niños y se adoptarán todas las medidas necesarias, incluso de carácter legislativo, para fijar una edad mínima para la celebración del matrimonio y hacer obligatoria la inscripción del matrimonio en un registro oficial». Juntos, estos tratados se han firmado o ratificado por todos los países excepto uno.
Sin embargo, existen algunas legislaciones nacionales que permiten interpretaciones distintas de este principio acordado. Muchos países permiten excepciones con el consentimiento de los padres o en virtud del derecho religioso o consuetudinario. A pesar de que muchos países cuentan con disposiciones legales que prohíben el matrimonio antes de los 18 años, persisten importantes lagunas en la eliminación tanto de las excepciones legales como de la discriminación de género.
Incluso en aquellos lugares en los que el matrimonio infantil está claramente prohibido desde el punto de vista legal, hacer cumplir la ley puede resultar complicado por el hecho de que hay muchos matrimonios infantiles, y muchos matrimonios en general, que no están legalmente registrados.
Por esta razón, el UNFPA trabaja con gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y académicos para promover leyes más estrictas, políticas que tengan en cuenta la edad y el género y una mayor inversión pública para poner fin al matrimonio infantil.
El matrimonio infantil a veces se presenta erróneamente como una práctica impuesta por motivos religiosos o culturales. No existe ninguna tradición religiosa importante que requiera el matrimonio infantil. Si bien es cierto que el matrimonio infantil persiste en muchas culturas y religiones, no sería correcto afirmar que el matrimonio infantil debe considerarse una práctica cultural o religiosa que deba protegerse. De hecho, los gobiernos de todo el mundo han reconocido, de modo abrumador e independiente, que el matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos.
En los lugares en los que el matrimonio infantil persiste, la evidencia de sus daños normalmente resulta convincente para los responsables de las políticas, los líderes comunitarios, los líderes religiosos y los padres. De hecho, existen varios ejemplos de líderes culturales y religiosos que han adoptado una postura firme en contra del matrimonio infantil. No obstante, las prohibiciones por sí solas no siempre son suficientes puesto que el matrimonio infantil es normalmente el resultado de la falta de opciones y se considera una institución social protectora. Las familias, las niñas y las comunidades necesitan alternativas al matrimonio infantil que puedan adoptar la forma de oportunidades educativas y laborales, protección social frente a la pérdida de ingresos y gastos catastróficos, y entornos de vida más seguros y estables.
¿Cómo se puede poner fin al matrimonio infantil?
Deben promulgarse, reforzarse y aplicarse leyes que prohíban el matrimonio infantil. Además, debe prestarse más atención a las legislaciones conexas como las relacionadas con el precio de la novia y la dote, la violación en el matrimonio, el registro de nacimientos y matrimonios y la escolarización obligatoria.
Sin embargo, las leyes por sí solas no pondrán fin al matrimonio infantil.
Básicamente, es necesario avanzar en el ámbito de la igualdad de género. Cuando educar a las hijas se considera igual de útil que educar a los hijos, cuando las comunidades (tanto hombres como mujeres) otorgan la misma importancia al potencial futuro de las niñas y los niños, existen menos motivos para practicar el matrimonio infantil.
Asimismo, cuando se empodera a las y los adolescentes con información acerca de su salud sexual y reproductiva, cuando son capaces de decidir libremente y de forma responsable sobre cuestiones relacionadas con su sexualidad, libres de coerción, discriminación y violencia, tienen menos probabilidades de contraer matrimonio antes de los 18 años.
La existencia de mejores circunstancias para las familias también elimina el incentivo de obligar a sus hijos a casarse. Las familias, incluidas las niñas, deben poder vivir en paz y desplazarse con seguridad. Y la pobreza y la desigualdad económica, que impulsan tantos matrimonios infantiles, deben erradicarse. Por esta razón, se requieren muchos cambios, incluidas las redes de protección social para las niñas y sus familias, así como un mejor acceso a educación de calidad, servicios sanitarios y oportunidades económicas.
Las adolescentes pueden desempeñar un papel importante a la hora de poner fin al matrimonio infantil cuando conocen sus derechos y tienen acceso a la información y las oportunidades adecuadas. El UNFPA ha observado que, cuando las niñas son empoderadas para exigir sus derechos, pueden persuadir a sus familias de postergar o cancelar los compromisos de matrimonio. En cambio, tienen más posibilidades de permanecer en la escuela, adquirir habilidades para la vida y ayudar económicamente a sus familias. Muchas se han inspirado para convertirse en defensoras y líderes de sus comunidades.
El UNFPA y sus asociados trabajan para introducir estos cambios entre las adolescentes más vulnerables. El Programa Mundial de UNFPA-UNICEF para Poner Fin al Matrimonio Infantil ya llega a niñas de 12 países de Asia, África y Oriente Medio y está impulsando un movimiento en contra del matrimonio infantil a escala mundial. El programa adopta un enfoque transformador en materia de género para empoderar a las niñas con habilidades para la vida y educación sexual integral, aumentar el acceso de las niñas a la educación y los servicios sanitarios y educar a los padres y las comunidades sobre las consecuencias del matrimonio infantil, transformando así las normas y estereotipos de género nocivos a nivel comunitario. El Programa Mundial también contribuye a crear un entorno jurídico y de políticas más favorable para las niñas generando datos y pruebas sobre qué funciona a la hora de abordar el matrimonio infantil y cuestiones relacionadas como el embarazo en adolescentes, la violencia de género y el VIH.
¿Cuánto costaría poner fin al matrimonio infantil?
En noviembre de 2019, el UNFPA publicó un estudio conjunto con la Universidad Johns Hopkins en el que también colaboraron la Universidad de Victoria, la Universidad de Washington y Avenir Health. En dicho estudio se calculaba cuál sería el precio de acabar con el matrimonio infantil en los 68 países que suponen el 90 por ciento de los casos a nivel mundial. La conclusión de los investigadores fue que poner fin a esta práctica en dichos países de aquí a 2030 es sorprendentemente asequible: solo 35.000 millones de dólares.
Dicho de otra manera, evitar que una niña sea obligada a casarse cuesta en torno a 600 dólares.
Esa inversión de 35.000 millones de dólares, que se destinaría a intervenciones educativas, iniciativas de empoderamiento y programas que transformaran las normas sociales con respecto a esta clase de uniones, evitaría alrededor de 58 millones de matrimonios infantiles. Por si fuera poco, las niñas que eludan este destino serán capaces de «contribuir de forma más productiva a las actividades económicas familiares», lo que beneficiará considerablemente a las comunidades a la larga.
¿Cuál es la diferencia entre matrimonio infantil, matrimonio precoz y matrimonio forzado?
A veces se utiliza la expresión «matrimonio infantil, precoz y forzado», lo cual da a entender que se trata de términos diferentes. Pero la realidad es que se solapan.
El matrimonio infantil y el matrimonio precoz se refieren en gran medida a lo mismo: matrimonios en los que uno o ambos cónyuges son menores de 18 años. Sin embargo, el matrimonio precoz también se utiliza a veces para describir matrimonios en los que uno o ambos cónyuges tienen como mínimo 18 años pero otros factores les impiden estar preparados para dar su consentimiento al matrimonio, como su nivel de desarrollo físico, emocional, sexual y psicosocial, o la falta de información sobre las opciones de vida de las personas.
El matrimonio forzado es un matrimonio en el que uno o ambos cónyuges no dan su pleno y libre consentimiento, independientemente de la edad. El matrimonio forzado también puede referirse a una unión en la que uno o ambos cónyuges no pueden poner fin al matrimonio o salir de él.
Puesto que en muchos países los niños no se consideran capaces de dar su consentimiento legal, todos los matrimonios infantiles se consideran a veces matrimonios forzados. Sin embargo, existen muchos casos en los que dos adolescentes menores de 18 años contraen matrimonio de forma voluntaria, lo que en algunos contextos se denomina «matrimonios por amor».
¿Qué relación tienen los embarazos en adolescentes con el matrimonio infantil?
El embarazo en adolescentes es tanto una causa como una consecuencia del matrimonio infantil.
En los países en desarrollo, la mayoría de nacimientos en adolescentes (de entre 15 y 19 años) tienen lugar entre niñas que ya están casadas o en pareja. Esto significa que el matrimonio infantil es a menudo un precursor del embarazo precoz, situación que conlleva infinidad de riesgos en materia de salud para las niñas cuyos cuerpos aún no están preparados para la maternidad. A escala mundial, las complicaciones del embarazo y el parto son una de las principales causas de muerte entre adolescentes.
En algunos lugares, la causalidad se invierte. Aunque muchos partos en adolescentes se producen dentro del matrimonio, es bastante frecuente que los primeros partos que se producen dentro del matrimonio sean el resultado de concepciones anteriores al matrimonio. La proporción media de adolescentes cuyo embarazo precedió al matrimonio pero dieron a luz dentro del matrimonio es del 18 por ciento; este fenómeno es más común en África que en otras regiones. El embarazo en adolescentes es a menudo un incentivo para que los padres presionen a sus hijas para contraer matrimonio. Esto sucede en países de todo el mundo donde las comunidades consideran que el embarazo fuera del matrimonio es algo vergonzoso. En los casos en que el embarazo es consecuencia de la violencia sexual, las niñas pueden incluso verse obligadas a casarse con sus violadores para librar a sus familias del estigma relacionado con el embarazo fuera del matrimonio.
A nivel mundial, el matrimonio infantil y el embarazo en adolescentes son dos acontecimientos vitales muy importantes que tienen un impacto negativo significativo y desproporcionado en las adolescentes. En todo el mundo, una de cada cinco niñas se casa siendo niña y un tercio de las mujeres empieza a tener hijos en la adolescencia.
Por ello, el UNFPA trabaja con hombres, mujeres y personas jóvenes, incluidas las adolescentes, para abordar las causas fundamentales del matrimonio infantil y el embarazo en adolescentes: la desigualdad económica, la desigualdad de género, los temores y tabúes en torno a la sexualidad adolescente, el acceso limitado a los servicios de salud y, cada vez más, factores como los conflictos y la fragilidad relacionada con el clima. El UNFPA también presta apoyo a las niñas casadas y a las que viven en unión libre, en particular con servicios de salud sexual y reproductiva y servicios esenciales que responden a la violencia de género.
Actualizado el 17 de febrero de 2025