Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA, Diene Keita, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Para muchas adolescentes, la tecnología y el mundo en línea conforman sus amistades, su comunidad y su vida cotidiana de innumerables maneras positivas. Es donde aprenden, crean y exploran el mundo que les rodea.
Tienen derecho a aprovechar todas las oportunidades para crecer y prosperar en nuestro panorama digital en rápida evolución. También tienen derecho a hacerlo con seguridad, sin exponerse a contenidos que inciten al odio a causa de su género. Sin embargo, la violencia digital contra las adolescentes se ha vuelto tan alarmantemente generalizada que muchas dicen ahora que "esperan" sufrirla.
La violencia basada en género facilitada por la tecnología es muy variada, desde el discurso del odio en línea y el abuso basado en imágenes hasta el doxeo y el ciberacoso. Las tecnologías de la información y las comunicaciones evolucionan rápidamente, y también lo hacen las nuevas formas de violencia. Y lo que ocurre en Internet, con demasiada frecuencia se traduce en violencia en el mundo real.
Compartir imágenes íntimas en línea se considera cada vez más como la nueva normalidad en las relaciones, incluso entre las adolescentes. Sin embargo, demasiadas personas no se dan cuenta de cómo, en manos equivocadas, estas imágenes pueden circular a perpetuidad y convertirse rápidamente en armas mediante el chantaje y la extorsión. Es probable que la situación empeore a medida que la inteligencia artificial permita nuevas formas de daño, ya sea mediante fotos y vídeos manipulados —conocidos como ultrafalsificaciones o deepfakes— o chatbots que promueven el aislamiento de los amigos y familiares que viven en el mundo real.
Los padres, docentes y cuidadores deben ser más conscientes del alcance de la violencia digital y estar equipados con las herramientas necesarias para prevenir daños y responder a ellos.
Obligar a las niñas a desconectarse para evitar la violencia no es la solución: las excluye del aprendizaje de competencias que definirán su futuro. En cambio, una comunicación proactiva con los adolescentes puede ayudarles a conocer sus derechos digitales y a aprender a protegerse. Hay que enseñar a chicos y chicas por igual el significado y la importancia del consentimiento y el respeto mutuo, tanto fuera como dentro de Internet.
En última instancia, la protección real procede de respuestas oportunas a los daños denunciados; de tecnologías diseñadas y reguladas según principios seguros, éticos y basados en los derechos; y de marcos jurídicos y sistemas que exijan responsabilidades a los agresores y garanticen justicia a los supervivientes.
Las adolescentes merecen una presencia en línea plena y satisfactoria.
En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de este año, y todos los días, unámonos para poner fin a la violencia digital y construir un futuro en el que la tecnología potencie —y no ponga en peligro— a las mujeres y las niñas.