MOGADISCIO, Somalia – «No sabía si lo lograría». Cuando Faduma Mohamed dio a luz a su hija en el Hospital de Banadir en Mogadiscio, el silencio que siguió fue aterrador. Su hija prematura era diminuta, con bajo peso y apenas respiraba.
Los médicos la trasladaron rápidamente a la unidad de cuidados intensivos neonatales, un lugar del que Faduma temía que su recién nacida no regresara.
Apenas unos meses antes, tal vez no lo habría hecho; la unidad de cuidados intensivos para recién nacidos del hospital tenía muy pocos recursos y carecía de elementos esenciales como incubadoras y máquinas de oxígeno de apoyo. Demasiadas madres se habían enfrentado a situaciones similares a las de Faduma, viendo a sus bebés luchar por sobrevivir simplemente porque no se disponía del equipo necesario.
«Cuando metieron a mi hija en la incubadora y le dieron oxígeno, su estado comenzó a mejorar», declaró Faduma al UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva, que presta apoyo al hospital. «Ahora las dos estamos bien».

«Ahora podemos salvarlos»
A pesar de que las tasas de mortalidad materna han disminuido en un 50 % en los últimos 20 años en Somalia, demasiadas mujeres embarazadas tienen dificultades para acceder a servicios de salud esenciales. Sólo el 30 % de los centros de salud pública están en pleno funcionamiento y pueden prestar atención obstétrica y neonatal de emergencia y aproximadamente una de cada 20 mujeres muere durante el embarazo y el parto; solo un tercio de los partos son atendidos por profesionales capacitados.
El Dr. Mohammed Ibrahim Salad, jefe del Departamento de Atención al Recién Nacido, explicó que la reciente llegada de equipos de salud materna y neonatal permite que más bebés reciban la atención crítica que necesitan desesperadamente en sus primeras horas.
Con financiación del Reino de Arabia Saudita, a través de KSrelief, nuevas incubadoras, calentadores, unidades de suministro de oxígeno y herramientas de monitoreo han permitido al hospital añadir cuatro nuevas unidades de atención neonatal.
«Ahora cientos de recién nacidos somalíes, especialmente de familias que no pueden permitirse hospitales privados, saldrán beneficiados», añadió el Dr. Salad. «Solíamos tener que rechazarlos, pero ahora podemos salvarlos».

Y el impacto se extiende más allá del cuidado del recién nacido: la mala iluminación y la falta de un equipo de anestesiología en los hospitales de Banadir y Dayniile en Mogadiscio implicaba que las mujeres embarazadas y las nuevas madres a menudo soportaban esperas agonizantes para someterse a cirugías, incluida la reparación de fístulas obstétricas.
«No podíamos anestesiarlas adecuadamente», explicó el Dr. Ahmed, cirujano principal del Hospital de Dayniile. «Se produjeron muchas situaciones de crisis en las que no pudimos estabilizar a las pacientes».
Ahora, con equipos modernos, camillas quirúrgicas nuevas e iluminación mejorada, los médicos pueden responder con rapidez y seguridad. «Por fin podemos realizar procedimientos que antes no podíamos hacer», afirmó el Dr. Ahmed.
El aliento de una hija, la esperanza de una madr

En la sala de maternidad, la partera principal, Nimca Mohamed Badane, supervisa una fila de calentadores radiantes que ayudan a garantizar que los recién nacidos permanezcan estables. Recuerda cómo la hipotermia solía cobrar muchas vidas. «Ahora salvamos a más del 99 % de los bebés prematuros».
Para Faduma y su hija, este equipo representa algo más que una mejora técnica: es la diferencia entre la desesperación y la esperanza.
«Nunca olvidaré cómo me sentía», declaró Faduma, con la mirada fija en su hija. «Pero ahora, cada vez que la oigo respirar, sé que está aquí porque alguien se preocupó lo suficiente para ayudarnos».
La falta de financiación amenaza la supervivencia de las mujeres y los recién nacidos

Los nuevos datos del UNFPA muestran que entre 2000 y 2023, las muertes maternas a nivel mundial disminuyeron en un 40 %; sin embargo, más de 700 mujeres siguen muriendo cada día por causas prevenibles durante el embarazo y el parto. En Somalia, que se encuentra azotada por las crisis climáticas, los conflictos y la falta crónica de financiación, los avances logrados hasta ahora para ayudar a más mujeres y recién nacidos a sobrevivir al parto corren el riesgo de verse interrumpidos por los drásticos recortes de financiación.
Para la partera Maryama Mohamed Isse, que trabaja en un centro de atención de salud materna en un campamento para personas desplazadas en el distrito de Dayniile, en Mogadiscio, la peligrosa situación en que se encuentran las mujeres embarazadas debido a la falta de recursos se ha hecho patente.
«Uno de los momentos más desalentadores de mi trabajo es cuando las pacientes buscan tratamiento con urgencia, pero carecemos de los suministros médicos para ayudarlas adecuadamente», comentó al UNFPA.
«En esos momentos, me siento desesperanzada pero aun así trato de ofrecer apoyo con mis propios recursos. Cuando una madre acude a ti y no puedes pagar sus medicamentos, sientes lo doloroso que es».
En un llamado para mantener las luces encendidas para las mujeres y las niñas en algunas de las crisis más olvidadas del mundo, en 2025 el UNFPA necesita 45 millones de dólares para seguir prestando servicios vitales en Somalia, pero solo ha recibido el 3 % de esta cantidad. Las necesidades siguen siendo inmensas y el apoyo continuo es vital para asegurar que más madres como Faduma puedan escuchar los primeros llantos de sus recién nacidos.