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Se está incumpliendo el derecho internacional humanitario al convertir a los trabajadores sanitarios y humanitarios en blanco de ataques en conflictos en todo el mundo

calendar_today18 Agosto 2025

Varios trabajadores médicos, un vehículo de la ONU y una ambulancia aparecen entre la tierra excavada y los escombros, con el sol poniéndose al fondo
El 30 de marzo de 2025, una operación de rescate en Tal Al Sultan, Rafah, Gaza, recuperó los cuerpos de 15 trabajadores humanitarios de la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina, la Defensa Civil Palestina y las Naciones Unidas. La información disponible indica que fueron asesinados por las fuerzas israelíes el 23 de marzo y enterrados bajo la arena. ©UNOCHA

NACIONES UNIDAS, Nueva York – En todo el mundo se están librando guerras contra los sistemas creados para proteger a la población civil: los trabajadores sanitarios, los hospitales, los centros de salud y las ambulancias están siendo blanco de ataques con cifras aterradoras. 

Los ataques contra instalaciones sanitarias se duplicaron entre 2023 y 2024 y más de 900 trabajadores sanitarios fueron asesinados el año pasado. Los trabajadores humanitarios dedicados a ayudar a las personas más vulnerables en múltiples crisis también sufrieron un número récord de muertes en 2024. Sin embargo, 2025 está superando incluso esas estadísticas espantosas.

Todo esto ocurre en un momento en que la financiación destinada a la labor humanitaria se está reduciendo y los servicios de apoyo establecidos durante décadas tienen dificultades para funcionar. El UNFPA ha recibido testimonios de trabajadores sanitarios y pacientes que han sido blanco de ataques en salas de maternidad, atacados mientras se desplazaban a las clínicas, así como testimonios de quienes siguen intentando salvarlos.

Un ataque al sistema sanitario de Gaza

«Como la sala de partos estaba siendo atacada, asistí los partos en los pasillos del hospital», explicó Ayda, una partera veterana del norte de Gaza, al UNFPA. A pesar de los incesantes ataques aéreos y los repetidos desplazamientos, las parteras de Gaza siguen prestando apoyo a las madres y los recién nacidos; a menudo mientras lloran la pérdida de sus propios familiares.

Las restricciones de movimiento y la prolongada falta de combustible y electricidad también han dificultado la prestación de ayuda a las personas en mayor riesgo. «Para iluminarnos, utilizamos teléfonos móviles», declaró Ayda. «A pesar de la falta de suministros y agua, nuestras manos seguían trabajando. La vida debe continuar incluso cuando estallan las bombas».

Una mujer barre el suelo de un apartamento en un edificio bombardeado
La guerra en Gaza ha destrozado el sistema sanitario del territorio y ha dejado a la mayoría de la población sin acceso a servicios esenciales de salud reproductiva, como la planificación familiar, la atención prenatal, los partos seguros y los tratamientos obstétricos de emergencia. © UNOCHA/Themba Linden

La guerra ha destrozado el sistema sanitario de Gaza y ha dejado a decenas de miles de personas sin acceso a servicios esenciales de salud reproductiva como la planificación familiar, la atención prenatal, la atención de parto seguro y el tratamiento obstétrico de emergencia. 

Ahora, con la llegada de la hambruna, se han incrementado los abortos espontáneos, los partos prematuros y los casos de bajo peso al nacer; al tiempo que también están aumentando las muertes de recién nacidos, incluso durante el primer día de vida.

Desde octubre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha documentado más de 720 ataques contra la atención sanitaria en Gaza, con al menos 1.580 trabajadores sanitarios fallecidos y un número aún desconocido de personas detenidas por Israel. Entre los fallecidos se encontraba Ayda, que pocos días después de compartir su historia murió trágicamente en un ataque aéreo junto con 37 miembros de su familia.

Nacimientos en medio de la devastación en Sudán

Un hombre con un chaleco del UNFPA camina entre los escombros de una calle con edificios destruidos a ambos lados
El Dr. Khalid Badreldin completó sus estudios en el Hospital Ibrahim Malik de Jartum, que ahora está en ruinas. © UNFPA Sudán

«Aquí realicé mi primera cirugía y asistí en mi primer parto», comentó el Dr. Khalid Badreldin, analista de salud reproductiva del UNFPA en Sudán, en un campo de escombros que antes formaba parte del Hospital Ibrahim Malik en Jartum. «Y ahora me lo encuentro en este estado». 

El hospital era un importante proveedor de servicios maternos y neonatales críticos y de tratamientos de emergencia, pero ha sufrido daños tan graves que ha tenido que cerrar por completo. Más del 80 % de los centros de salud de las zonas de conflicto de Sudán están ahora fuera de servicio.

Aun así, el UNFPA ha seguido prestando servicios esenciales de salud y protección a las mujeres y las niñas, con parteras, trabajadores sanitarios y equipos de divulgación que arriesgan sus vidas para atender a las personas más vulnerables.

«Las parteras de Jartum corrían enormes riesgos para llegar hasta las mujeres que estaban en sus hogares», explicó Hawaa Ismael, una partera del Centro de Salud Kararai de Jartum, que cuenta con el apoyo del UNFPA. «Era agotador trabajar día y noche, pero es nuestro deber, y estoy orgullosa de lo que hemos hecho».

En el Hospital Al Dayat de Jartum, la partera Batoul* añadió: «Todos los casos de violencia sexual se derivaban aquí. Estábamos constantemente sufriendo bombardeos y fuego de mortero, pero nunca dejamos de trabajar».

Al otro lado del país, el personal del Hospital de Maternidad de El Fasher, que cuenta con el apoyo del UNFPA, ha sido objeto de ataques: una partera murió el jueves cuando su casa fue bombardeada; otra fue secuestrada.

Una creciente crisis sanitaria en Haití

Las clínicas y los hospitales han sido blanco deliberado de los ataques durante la crisis que ha azotado Haití en los últimos 18 meses, lo que ha debilitado aún más un sistema de salud ya de por sí devastado tras años de crisis, conflictos, saqueos y colapso financiero. 

El personal del UNFPA informa que, tras permanecer cerrado durante 10 meses, el centro sanitario más grande de Haití, el Hospital Universitario Estatal, sufrió un ataque durante la ceremonia de reapertura en diciembre de 2024, y varias personas perdieron la vida. Ese mismo mes, pandillas armadas incendiaron el hospital Bernard Mevs de Puerto Príncipe, y ocasionaron daños al quirófano, la sala de pediatría, la sala de imagen y los laboratorios. Los ataques coordinados de las pandillas también obligaron a cerrar el Hospital Universitario de Mirebalais en abril de 2025.

En una carretera llena de coches y camiones, la gente huye en plena noche llevando sus pertenencias sobre la cabeza, con las montañas visibles al fondo
En Haití, muchas comunidades enfrentan una hambruna catastrófica y violencia sexual debido al colapso del sistema sanitario © ACNUR/Juan Pablo Terminello

Las pandillas organizadas están llevando a cabo una brutal campaña para hacerse con el control de la capital, en la que abunda la violencia sexual. Se estima que 1,2 millones de mujeres y niñas necesitan protección urgente contra la violencia de género; sin embargo, debido a la violencia constante, tres de los cuatro espacios seguros del UNFPA en la zona de Puerto Príncipe se han visto obligados a cerrar recientemente y trasladarse. Dado que el acceso a los servicios de emergencia sigue siendo extremadamente limitado, solo una cuarta parte de las sobrevivientes de violación reciben atención dentro del periodo crítico de 72 horas.

Un alto costo mental en Ucrania

Multitud de personas se agolpan alrededor de un hospital destruido
El Hospital Infantil Okhmatdyt de Kiev, el hospital pediátrico más grande de Ucrania, fue alcanzado el 8 de julio de 2024 en uno de los peores ataques con misiles que ha sufrido el país. © UNOCHA/ Viktoriia Andriievska

Para las mujeres y niñas de toda Ucrania, el estrés de la guerra nunca está lejos. Anastasiia es de Sloviansk, en la región de Donetsk, situada en primera línea de fuego. Anastasiia recorrió unos 20 kilómetros para llegar al Centro Perinatal Regional de Járkov cuando se acercaba su fecha de parto. 

«Los médicos me explicaron que nuestra región no cuenta con una unidad de cuidados intensivos neonatales. Podían realizar una cesárea y comenzar el tratamiento, pero si surgían complicaciones, no podrían proporcionar atención completa», declaró al UNFPA, que presta apoyo al centro.

Járkov es objeto de bombardeos, ataques con drones y fuego de artillería de forma habitual, lo que obliga a los residentes a evacuar la zona. Desde enero de 2025, la OMS ha registrado más de 300 ataques de la Federación de Rusia contra instalaciones, servicios y personal sanitario en Ucrania; las mujeres y las niñas, en particular, se ven a menudo obligadas a buscar lugares más seguros donde refugiarse y dar a luz.

«Cada día es una fuente de estrés», afirmó Anastasiia. «Aunque no haya ataques directos, los combates cercanos son ruidosos y constantes... Tenía miedo de dar a luz pero la vida sigue, y nosotras también queremos vivir».

Los trabajadores de respuesta humanitaria en situaciones de conflicto a menudo corren el riesgo de verse expuestos al fuego enemigo. «Cuando llegamos a un lugar en el que se ha producido un ataque o un caso de violencia, no tenemos tiempo para bajar el ritmo», explicó Roman, que trabaja con un equipo móvil de apoyo psicosocial del UNFPA en Dnipro. «Es como si nuestras propias reacciones pasaran a un segundo plano. Después, cuando rememoramos y lo hablamos, nos damos cuenta de lo difícil que fue en realidad».

Dar a luz bajo el fuego en la República Democrática del Congo

Un trabajador sanitario vestido con uniforme rosado acompaña a una mujer en un campamento de desplazados; hay tiendas blancas visibles al fondo
El partero Loti Kubuya Mielor atiende a una mujer desplazada recién llegada que dio a luz en un refugio en Goma, en la República Democrática del Congo, y la acompaña a una clínica de salud móvil cercana, apoyada por el UNFPA, para que reciba atención posnatal esencial y se le haga seguimiento. © UNFPA RDC/Jonas Yunus

En el este de la República Democrática del Congo, la mayoría de los centros que prestan atención médica materna han sido bombardeados o saqueados, incluido un almacén del UNFPA en el que se guardaban artículos esenciales, como kits de salud reproductiva, kits de parto, anticonceptivos, medicamentos, camas y tiendas de campaña.

En el territorio de Rutshuru, en la provincia de Kivu del Norte, el UNFPA habló con la Sra. Toyata, desplazada desde febrero de 2023. Aunque estaba en avanzado estado de gestación, había viajado recientemente en compañía de su madre en medio de la oscuridad y el caos para llegar a una clínica de salud móvil apoyada por el UNFPA y dar a luz.

Dado que sólo un tercio de los hospitales de la región y uno de cada cinco centros de salud siguen en funcionamiento, los equipos de salud móviles del UNFPA son a menudo la única opción que tienen las mujeres. «Por mujeres como Francine es que hacemos este trabajo», afirmó Nelly, su partera. «No estábamos a salvo. Necesitamos más apoyo para cubrir estas necesidades urgentes».

A medida que el conflicto se intensifica, las bombas comienzan a caer sobre los campamentos de desplazados internos, en tanto que  las clínicas de salud móviles y los centros de escucha apoyados por el UNFPA también han sido saqueados y destruidos. Esto les ha obligado a suspender temporalmente sus servicios, lo que ha reducido aún más las opciones disponibles para las personas que los necesitan urgentemente.

Un llamado a actuar por la humanidad

La valentía y la dedicación demostradas por las mujeres y hombres que arriesgan sus vidas para salvar a otras personas merecen que se haga todo lo posible por protegerlos de cualquier peligro. En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, el mensaje del UNFPA a los líderes es que pongan fin a la violencia, actúen en nombre de la humanidad para acabar con la impunidad y se comprometan plenamente a garantizar la atención médica como un derecho humano, incluso en medio de la guerra.

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