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Las refugiadas embarazadas en Chad ven cómo se deteriora la atención sanitaria sexual y reproductiva en medio de una crisis de financiación

A midwife in a pink uniform walks through an arid landscape dotted with temporary shelters.
Midwife Prisca walks through one of the two camps in the village of Arkoum. The health centre in Arkoum serves more than 50,000 refugees and 20,000 members of the host community. © UNFPA Chad/Joel Tchocké
  • 31 Julio 2025

Campamento de Farchana, CHAD – «Esta mañana he llegado muy temprano al centro de salud para una cita prenatal, pero ya llevo varias horas esperando», declaró Amina al UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva. «Hay demasiadas mujeres pero no hay suficientes parteras».

Amina, de unos treinta años, esperaba en el centro de salud de Farchana para una consulta prenatal, una atención esencial que ahora está en peligro debido a la crisis mundial de financiación humanitaria.

El centro de salud ha tenido que recortar personal, pero la población a la que atiende, tanto personas refugiadas como miembros de la comunidad de acogida, sigue creciendo. El centro ahora presta servicios a más de 60.000 personas, una cifra que aumenta a medida que siguen llegando refugiados de Sudán a través de la frontera.

El año pasado, el centro de salud contaba con 32 trabajadores sanitarios, según Doufene Ouassalet, director del centro. Hoy en día, solo quedan 10.

«No podríamos satisfacer eficazmente las necesidades ni aunque fuéramos 32», comentó el Sr. Ouassalet. 

La sala de maternidad del centro recibe una media de 16.000 mujeres al mes para consultas prenatales, partos, cuidados posnatales y planificación familiar. La grave escasez de personal, así como el desabastecimiento de medicamentos, la falta de equipo y otras consecuencias de la crisis de financiación, aumentan el riesgo de que las mujeres sufran complicaciones sin tratar y violaciones de su derecho fundamental a la salud.

Las necesidades de las personas refugiadas aumentan a medida que disminuyen los recursos

El este de Chad enfrenta una crisis prolongada con la llegada continua de refugiados sudaneses que huyen de la violencia. Entre las personas que ya se encontraban allí y las recién llegadas, el número total de refugiados sudaneses en Chad supera los 1,2 millones. 

Sin embargo, la financiación humanitaria ha disminuido de forma alarmante. Esta crisis de financiación pone en peligro los servicios esenciales, en particular los dedicados a la salud sexual y reproductiva de las mujeres y las niñas.

«Ya no puedo encontrar ciertos medicamentos que antes recibíamos sin ningún problema», afirmó Amina. «Estoy en mi séptimo mes de embarazo y estos medicamentos siempre estaban disponibles antes. Los trabajadores sanitarios nos dicen que es porque no hay suficiente financiación».

Una mujer con un pañuelo rojo en la cabeza sostiene a una niña pequeña vestida de rosado. Están sentadas en el suelo polvoriento, rodeadas de otras mujeres
Varias mujeres esperan para recibir atención sanitaria en el Centro de Servicios Multifuncionales Integrado de Adré. Crédito de la fotografía: © UNFPA Chad/Joel Tchocké

Las condiciones son igualmente duras en el centro de salud de la aldea de Arkoum, que presta servicios a más de 50.000 personas refugiadas y 20.000 residentes locales. Tanto la infraestructura como el personal son insuficientes para cubrir las necesidades de la población.

Solo hay siete parteras para atender los dos campamentos de refugiados de Arkoum, afirma el director del centro, Ahmat Goukouni Bichara. 

El apoyo disminuye

La partera Prisca rodeada de mujeres que esperan recibir servicios de salud sexual y reproductiva en el campamento de Farchana. Crédito de la fotografía: UNFPA Chad/Joel Tchocké
La partera Prisca rodeada de mujeres que esperan recibir servicios de salud sexual y reproductiva en el campamento de Farchana. Crédito de la fotografía: UNFPA Chad/Joel Tchocké

El distrito sanitario de Adré ha experimentado un enorme aumento de las necesidades tras la llegada de personas refugiadas procedentes de Sudán. La población a la que atiende ha crecido hasta superar las 516.000 personas.

Se crearon nueve nuevos centros de salud para prestar apoyo, pero estos dependían de la cooperación de asociados, entre ellos organizaciones no gubernamentales y otros organismos de las Naciones Unidas, para proporcionar equipo, medicamentos, personal y otra asistencia vital.

«Al principio, varios asociados estaban aquí para apoyarnos, pero con la congelación de los fondos, se retiraron o redujeron drásticamente su apoyo», explica el Dr. Mahamoud Adam Ahmat, director médico del distrito de Adré.

El UNFPA sigue prestando apoyo a las poblaciones afectadas, a la que proporciona personal, equipo, kits y formación en materia de salud sexual y reproductiva. Sin embargo, el país ya cuenta con una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo, con 748 muertes por cada 100.000 nacidos vivos; una situación que probablemente se agravará debido a la disminución de los recursos. 

«Si sigue el apoyo disminuyendo, temo por la salud de mi bebé y la de todas las mujeres del campamento», expuso Amina. «No nos pueden olvidar ahora».

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