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No dejemos que se les apague la luz: el llamado del UNFPA para brindar apoyo a las mujeres y niñas en las crisis más olvidadas del mundo
- 28 de mayo de 2025
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – En 2025, a medida que se multiplican las crisis y los conflictos se prolongan cada vez más, los presupuestos de ayuda humanitaria se están recortando de forma generalizada. Sin embargo, en muchas situaciones de emergencia, son las personas comunes y corrientes, y especialmente las mujeres y niñas, las que sufren las consecuencias más devastadoras de estos recortes.
Para aquellas personas que se ven envueltas en crisis ya de por sí olvidadas durante años, las repercusiones son aún más brutales. Pero, ¿qué implica la falta crónica de financiación?
Implica no tener suficientes parteras para atender a las mujeres cuando dan a luz, ni medicamentos y equipos suficientes para tratar las complicaciones del parto. Implica que los espacios seguros tienen que cerrar sus puertas a las sobrevivientes de violencia y que no hay asesoramiento ni suministros de planificación familiar para ayudar a las mujeres y niñas a evitar embarazos no intencionales e infecciones de transmisión sexual.
La nueva campaña del UNFPA pone el foco en cómo los déficits de financiación sin precedentes ya están afectando a su vital labor y en lo que se necesita urgentemente para contener las repercusiones catastróficas para millones de mujeres y niñas.
1. Espacios seguros y centros de salud para personas refugiadas y comunidades de acogida bajo amenaza de cierre
«En este centro podemos olvidar todo el trauma que hemos sufrido. ¿Adónde iremos si cierra?».
Una sobreviviente de violencia de género en un espacio seguro del UNFPA en la ciudad fronteriza de Renk, en el estado del Alto Nilo de Sudán del Sur, se sintió angustiada al saber que éste podría cerrar. Estos espacios brindan apoyo psicológico y protección a las mujeres y niñas tanto de la comunidad local como a las numerosas refugiadas que huyen del conflicto en el vecino Sudán.
Un centro de salud adyacente garantiza los servicios de salud reproductiva, incluyendo el manejo clínico de violaciones, la atención materna, el apoyo psicológico y la atención obstétrica y neonatal de emergencia. Sin embargo, los recursos se ven gravemente mermados a medida que llegan más personas y se agotan los suministros; con los recientes recortes de financiación, tres centros de Sudán del Sur han reducido sus operaciones y dos han cerrado por completo.
Wod Changjwok, trabajadora social del espacio seguro, explicó: «Solo nos queda un mes [de financiación] antes de que el proyecto tenga que cerrar. Si cierra, volveremos a empezar de cero».
En situaciones de crisis, las mujeres y las niñas tienen el doble de probabilidades de sufrir violencia de género que en contextos no humanitarios. Sin embargo, la falta de financiación implica que las sobrevivientes a menudo se ven privadas de atención sanitaria, tratamiento para infecciones de transmisión sexual, asesoramiento y acceso a espacios seguros.
La retirada de la financiación de los Estados Unidos para Sudán del Sur implica que más de 330.000 mujeres y niñas desplazadas perderán el acceso a estos servicios. «Nos estamos quedando sin opciones», afirmó Hussein Hassan, coordinador de emergencias del UNFPA en Sudán del Sur. «Estamos muy agradecidos a los que han respondido, pero hacemos un llamado a más donantes para garantizar que podamos continuar realizando intervenciones vitales. Debemos mantener la luz encendida para estas mujeres y niñas».
El UNFPA solicita 17,5 millones de dólares para atender las necesidades humanitarias críticas en Sudán del Sur en 2025. En 2024 solo se cubrió la mitad de la solicitud.
2. Los grupos ya marginados corren el riesgo de quedar completamente excluidos
Las investigaciones demuestran que las personas con discapacidad sufren mayores índices de abuso sexual, esterilización forzada y negación de su derecho a tomar decisiones sobre su salud sexual y reproductiva; abusos que pueden agravarse en situaciones de crisis.
En el estado de Miranda, en Venezuela, Mayer Galindo afirmó: «Han pasado cinco años desde mi embarazo y desde la última vez que me hice una citología. Es muy cara y la mayoría de las personas con discapacidad están desempleadas».
La Sra. Galindo participó en un programa apoyado por el UNFPA para combatir el estigma y las barreras sanitarias y de protección a las que se enfrentan las mujeres y las y los adolescentes con discapacidad, incluido el maltrato médico y el abuso por parte de sus propias familias y comunidades.
«Existen muchos mitos y creencias en torno a la sexualidad de las personas con discapacidad», explicó Sofía Belandria, coordinadora de programas del UNFPA. «Tienden a ser infantilizados y se les considera incapaces de formar familias o tener hijos, lo que conduce a la violación de sus derechos sexuales y reproductivos».
En Venezuela, las restricciones financieras y la retirada de la financiación de los Estados Unidos implican que casi dos millones de personas se enfrentan ahora a una reducción o a la desaparición del apoyo para la protección contra la violencia de género y unas 60.000 mujeres embarazadas podrían perder el acceso a la atención médica materna, especialmente en comunidades que ya estaban desatendidas.
En 2025, el UNFPA necesita 28,2 millones de dólares para satisfacer las necesidades urgentes de salud y protección sexual y reproductiva de las mujeres y niñas en Venezuela. En 2024 se recibió algo menos de una cuarta parte de la ayuda solicitada.
3. Las mujeres embarazadas y los recién nacidos se quedan sin acceso a una atención sanitaria vital
Alrededor del 60% de las muertes maternas prevenibles se producen en situaciones de emergencia debido al debilitamiento de los sistemas de salud y al agotamiento de los recursos. En Sudán, unas 270.000 mujeres embarazadas desplazadas tienen un acceso muy limitado a la atención prenatal, a una asistencia cualificada durante el parto o a servicios obstétricos de emergencia.
También están aumentando las denuncias de violencia sexual desenfrenada, lo que deja a las mujeres y niñas sin protección, apoyo o atención posterior a las violaciones. «La situación está siendo catastrófica», afirmó Ghada, partera de un centro de salud apoyado por el UNFPA en el estado sudoriental de Gedaref.
«Hemos visto un número abrumador de embarazos como resultado de violaciones. Muchas de estas mujeres y niñas han sido desplazadas varias veces y, cuando llegan a nosotros, semanas o incluso meses después, ya se enfrentan a embarazos avanzados, traumas sin tratar y, en algunos casos, infecciones que ponen en peligro su vida».
Centros como el de Ghada son de los pocos lugares donde las mujeres pueden buscar atención, pero la falta de financiación y la inseguridad hacen que cada vez sea más difícil mantener estos servicios vitales. Tras la interrupción de la financiación por parte de los Estados Unidos, 200.000 mujeres perderán este año el acceso a la atención sanitaria reproductiva esencial.
El UNFPA solicita urgentemente 119,6 millones de dólares para satisfacer las crecientes necesidades humanitarias en Sudán en 2025. En 2024 se obtuvo menos de la mitad de la ayuda solicitada.
4. La ayuda humanitaria no puede llegar a las personas en situaciones de emergencia
Cuando un terremoto devastador sacudió el centro de Myanmar el 28 de marzo de 2025, Khin*, de 27 años, y su bebé de una semana se vieron obligados a buscar refugio al aire libre. «Todavía me estoy recuperando del parto, pero ni siquiera puedo acudir a los centros de salud porque están muy dañados», explicó al UNFPA. «Me siento mal y estoy muy preocupada por la salud de mi bebé».
Cada día, al menos 500 mujeres y adolescentes en situaciones de emergencia en todo el mundo mueren por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto.
En medio de la crisis en Myanmar, Khin explicó: «Muchas de nosotras ni siquiera podemos acceder a la atención obstétrica básica porque los hospitales están dañados y no tenemos dinero. Esto empeora aún más una situación que ya de por sí es desesperada. Las mujeres también necesitan opciones de planificación familiar, no solo métodos a corto plazo, sino también a largo plazo».
En Myanmar, el UNFPA apoya 20 clínicas de salud móviles con servicios vitales que pueden desplegarse rápidamente para llegar a comunidades aisladas en situaciones de crisis. El UNFPA también proporciona protección contra la violencia de género y apoyo psicosocial, además de distribuir artículos sanitarios esenciales. Sin embargo, Khin afirma que se necesita una ayuda más continuada. «Nuestro camino hacia la reconstrucción está lejos de haber terminado. El mundo debe vernos no solo como víctimas de la crisis, sino como sobrevivientes que merecen dignidad y esperanza».
En 2025, el UNFPA solicita 39,4 millones de dólares para apoyar a las mujeres y niñas de Myanmar; así como 12 millones de dólares para la respuesta al terremoto. El año pasado se recibió menos de un tercio de la ayuda solicitada.
5. Ya no se puede garantizar el apoyo psicológico a las mujeres sobrevivientes de violencia
El este de la República Democrática del Congo ha sido escenario de algunos de los conflictos armados más violentos del país y de una prolongada inseguridad en los últimos años, con denuncias de violencia sexual a niveles espantosos y un sistema sanitario que apenas funciona.
El apoyo psicológico a las sobrevivientes de violencia de género es fundamental para ayudar a las mujeres y niñas a recuperarse y alcanzar cierta sensación de autosuficiencia. Cerca de Goma, la capital del estado de Kivu del Norte, un espacio seguro para mujeres y niñas apoyado por el UNFPA ofrece asesoramiento, apoyo y capacitación sobre medios de subsistencia.
«Como mujeres, pasamos por momentos muy difíciles, desde la violencia hasta la negación de nuestros derechos. Pero en este espacio recuperamos nuestra confianza en nosotras mismas», comentó Noélla Bagula, sobreviviente y madre. «Incluso aunque hayamos sufrido profundamente, nos enseñan a no perder la esperanza y a reconstruir nuestras vidas».
Hekima Tulinabo, una joven sobreviviente de Goma, añadió: «Este apoyo es muy valioso para nosotras, nos ayuda a seguir adelante a pesar de las dificultades».
En 2024, la falta de financiación impidió que unos 2 millones de personas en la República Democrática del Congo tuvieran acceso a servicios de salud y protección sexual y reproductiva. No se pudo desplegar a unas 500 parteras y más de 180 espacios seguros y 100 centros sanitarios quedaron sin apoyo; muchos de ellos en las provincias orientales más afectadas.
El UNFPA necesita 42,3 millones de dólares para apoyar a las mujeres y niñas de la República Democrática del Congo en 2025. En 2024 tan solo se obtuvo algo más de un tercio de la ayuda solicitada.
Un llamado para mantener la luz encendida
En situaciones de emergencia, las mujeres y niñas se vuelven desproporcionadamente vulnerables, descuidándose sus necesidades de salud y protección de manera abrumadora.
En 2024, la respuesta humanitaria del UNFPA en 59 países afectados por crisis proporcionó servicios de salud reproductiva a más de 10 millones de personas y garantizó que más de 3,6 millones encontraran protección contra la violencia de género. En 2025, el UNFPA solicita 1.400 millones de dólares para 57 países.
«Las mujeres y las niñas no son víctimas pasivas de los conflictos y las catástrofes», afirmó la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem. «Son líderes, impulsoras del cambio y pilares de la recuperación y la resiliencia. Su fuerza, coraje y determinación son fundamentales para crear una paz y una seguridad duraderas».