El río ha dejado de fluir en Giraul, una aldea situada en la provincia meridional de Namibe, en Angola.
En un intento desesperado por recoger agua para sus familias en medio de una prolongada sequía, las mujeres están excavando pozos en el suelo, lo que conlleva graves riesgos. Se han registrado brotes de cólera en la zona debido a la contaminación del agua. El agua salubre también es esencial para un parto seguro y para la salud materna y neonatal.
Mientras los líderes mundiales se reúnen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) en Brasil para acelerar las medidas destinadas a hacer frente a la crisis climática, las mujeres y las niñas del sur de Angola ilustran las consecuencias de la inacción.
Visitamos tres localidades de la región de Namibe (Giraul, Bibala y Tômbwa) para conocer a mujeres y niñas afectadas por la sequía que reciben apoyo del UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva.


“Beber esta agua nos provoca dolores de estómago y de cabeza, pero no tenemos otra opción. No podemos vivir sin agua”

“Mi padre me contó que, en la década de los 40, el río solía desbordarse. Ahora, los aldeanos cavan en el cauce seco del río para recoger la poca agua que queda”



El agua salubre es esencial durante el parto, ya que sin ella aumenta el riesgo de infección. El equipo de parto debe limpiarse adecuadamente y las nuevas madres necesitan agua potable para bañarse.

“Como el hospital de maternidad más cercano está lejos, di a luz en casa con la ayuda de una partera tradicional de la aldea. Pero como en esta aldea no hay agua, tenemos que ir al río a buscarla. Transportar pesados cubos de agua, sobre todo antes y después del parto, es físicamente agotador y muy difícil”

“Les pido a las mujeres que recojan agua, que normalmente procede del río, y que la tengan preparada en casa antes de que comiencen con el trabajo de parto”
Angola tiene una gran población joven y altas tasas de matrimonio infantil y embarazos en la adolescencia, y muchas niñas no logran terminar sus estudios. Todos estos problemas se ven agravados por las crisis climáticas.
El UNFPA y sus asociados están llevando a cabo programas para jóvenes que ayudan a las adolescentes embarazadas a recibir la atención y el apoyo que necesitan y a seguir asistiendo a la escuela. El UNFPA también está formando a parteras para ayudar a las mujeres a dar a luz de forma segura. UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos colaboran con el Gobierno de Angola para gestionar la sequía y proporcionar agua y alimentos a la región.







“Para cambiar la sociedad, es esencial conocerse y comprenderse a uno mismo primero. No puedes elegir dónde nacer, pero sí puedes elegir tu futuro”
La crisis climática no es neutra en cuanto al género y aumenta los riesgos para las mujeres y las niñas. Sin embargo, solo el 2,3 % de la financiación climática se destina a mejorar la igualdad de género, según el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo. Es urgente aumentar la inversión y las medidas, tanto para reducir las emisiones como para mitigar los daños que sufren las mujeres y las niñas que se encuentran en primera línea de la crisis.
No hay tiempo que perder ni una gota que desperdiciar. Las medidas contra la crisis climática ya llegan demasiado tarde para muchas mujeres y niñas de Angola y de todo el mundo. Los compromisos deben traducirse en ayudas tangibles para crear ya mismo servicios sanitarios y de protección resilientes al clima.