19 de marzo de 2025

En un espacio seguro en Bangui, la capital de la República Centroafricana, el ambiente es alegre, incluso celebratorio. Es un lugar donde las y los sobrevivientes de la violencia reciben el apoyo que necesitan para recuperarse del trauma y comenzar a definir su propio futuro, más brillante y más seguro.

El UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva, presta apoyo a 12 de estos espacios en todo el país. Nos reunimos con mujeres y niñas en dos de estos y mostramos la manera en que están creando sus propios reinicios, incluso iniciando sus propios negocios.

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Mujeres y niñas se reúnen para una sesión informativa en el espacio seguro de Mboko Landja.

Los espacios seguros están abiertos a todas las mujeres y niñas; muchas son sobrevivientes de la violencia. La República Centroafricana tiene tasas alarmantes de violación, matrimonio infantil, mutilación genital femenina, abuso doméstico y violencia sexual, todo exacerbado por conflictos de larga data.

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Un centro de salud apoyado por el UNFPA en Bimbo, donde los espacios seguros locales pueden remitir a las mujeres para que reciban tratamiento.
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Fatime demuestra sus habilidades de costura en el espacio seguro de Mboko Landja.

Esta combinación de asistencia sanitaria, asesoramiento y capacitación está diseñada para ayudar a las mujeres a sanar y promover en ellas la independencia y el espíritu empresarial. 

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Naomi dice que el espacio seguro “transformó” su vida al proporcionarle independencia.

Mboko Landja

Al espacio seguro de Mboko Landja, cerca de la capital de Bangui, acudió Naomi en busca de apoyo.

Los estudios de Naomi fueron interrumpidos la edad de 7 años, y a los 13 años se vio obligada a casarse. Ahora tiene 22 años y ya no está casada, sino que vive con sus hermanas mayores y su hijo de 5 años.

“Nos enseñan sobre autonomía femenina, empoderándonos para vivir sin depender siempre de los demás”, explica. “Aprendemos habilidades tales como fabricar jabón. En cuanto regrese a casa, haré y venderé jabón para ganar algo de dinero para cuidar a mi hijo”.

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Albertine, a la derecha, y su amiga Pellage han adquirido nuevas habilidades desde que llegaron al espacio seguro.
“Desde que comenzó el proyecto, las mujeres se sienten más seguras, pueden afirmarse y vivir vidas normales. Ahora saben cómo mantenerse fuertes”.
–Albertine
La formación en competencias incluye la fabricación de jabón, el horneado y la costura.
El desarrollo de aptitudes permite a las mujeres obtener ingresos y cierta independencia.
Tener opciones profesionales ayuda a Naomi a definir su futuro.
El apoyo entre pares es parte de la reconstrucción de vidas con confianza: Pellage y Albertine.
Mujeres muestran el pan que han horneado en el espacio seguro de Mboko Landja.
Clementine con su nieta, Esther, en el espacio seguro.
Bailando en el espacio seguro.
A Esteri su madre le trenza el pelo.
Mujeres llegan al espacio seguro con sus bebés.

Bimbo

En un espacio seguro en Bimbo, a las afueras de la capital, se proporcionan servicios similares, con la adición de capacitación en informática.

Delphine Gisèle, administradora de casos y consejera de violencia de género, explica que cuando una sobreviviente de violencia llega al centro, la prioridad principal es su remisión y el tratamiento de cualquier necesidad física. “Cubrimos sus facturas de hospital, y luego la mujer puede regresar para beneficiarse de apoyo psicosocial”, explica.

El centro también imparte capacitación a las mujeres en actividades generadoras de ingresos, incluida la creación de pequeñas empresas. “Después de entrenarlas, las asistimos y les proporcionamos las herramientas necesarias para sus actividades elegidas”, dice.

El entrenamiento en competencias informáticas es popular en el espacio seguro de Bimbo.
Una escena callejera en Bimbo.
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Josiane planea abrir un negocio con las competencias adquiridas: una tienda donde la gente cargue sus baterías y dispositivos electrónicos.
“[Las habilidades informáticas] se han convertido en mi pasión, aunque no hace mucho tiempo no sabía mucho al respecto”.
–Josiane
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Zita accedió a cursos de competencias empresariales en el centro. Vende pollo y pescado estofado y le gustaría desarrollar aún más su negocio.
“Empecé pequeño, usando los kits que recibí. Después multipliqué el dinero para desarrollar el negocio. Con este oficio he podido ayudar a mi familia, cubrir sus necesidades, mantener a mis hijos e incluso ahorrar dinero”.
–Zita
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Yvonne es líder comunitaria en Bimbo. “Las mujeres aquí se han beneficiado enormemente de la educación”, asegura. “Estas lecciones nos han permitido pagar por la escolarización de nuestros hijos y han traído estabilidad a nuestro hogar”.
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Una joven y un niño caminan por la carretera fuera del espacio seguro.
Delphine, gerente de casos de violencia de género, muestra un kit de dignidad.
Los kits de dignidad ofrecen jabón, ropa, toallas sanitarias, un silbato y una linterna.
Josiane afirma que el espacio seguro es un recurso esencial.

Los espacios seguros en la República Centroafricana son críticos. Se siguen denunciando ataques contra civiles y violaciones de los derechos humanos, en particular en el sudeste y el oeste del país.

Sin embargo, en un momento en que debemos aumentar el ritmo, la respuesta humanitaria del UNFPA enfrenta la incertidumbre. Los recortes a los programas, debido a la retirada de fondos de los Estados Unidos, serán devastadores para las mujeres y las niñas afectadas por esta crisis.

Gracias al apoyo continuo de donantes de larga data, como la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO) de la UE, estos espacios seguros pueden seguir manteniendo sus puertas abiertas, garantizando que las mujeres y niñas afectadas por la crisis continúen recibiendo servicios vitales de salud sexual y reproductiva, junto con intervenciones de violencia de género para quienes lo necesitan desesperadamente. 

El UNFPA sigue resuelto en sus esfuerzos por cubrir las necesidades de las supervivientes de la violencia de género. Las consecuencias de perder el acceso a servicios vitales son impensables.

“El centro ofrece a las familias aquí una segunda oportunidad para recuperar la esperanza. No seríamos capaces de sobrevivir sin este”.
–Josiane

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